LIMA.- La investigación y una posible denuncia por el delito de apología del terrorismo contra la obra de teatro «La cautiva» ha generado una ola de críticas y ha abierto el debate sobre el tratamiento que se da desde la ficción a la guerra interna que dejó más de 69.000 muertos a fines del siglo XX en Perú.
«La cautiva», una obra escrita por Luis Alberto León, fue presentada con éxito de octubre a diciembre pasado en el teatro limeño La Plaza, tras ganar la primera edición de un concurso de dramaturgia y, según afirmó esta semana su autor, se basa en un hecho que sucedió en la selva peruana.
Elogiada por muchos, que incluso la consideraron la obra más destacada del año pasado en Perú, presenta la historia de María Josefa, una adolescente de 14 años, hija de dos terroristas de Sendero Luminoso, asesinada por las fuerzas de seguridad.
Su cadáver es enviado a la morgue de Ayacucho, donde debe ser alistado con la intención de que luego sea ultrajado por militares.
Sin embargo, esta semana un programa de televisión reveló que la policía antiterrorista (Dircote) había realizado una investigación para determinar si la obra incurría en apología del terrorismo.
El procurador antiterrorismo, Julio Galindo, declaró que piensa denunciar a «La cautiva» y aseguró que no se puede «utilizar la modalidad de ficción para hacer propaganda».
Aunque admitió que no ha visto la obra ni leído el guion, Galindo consideró que «desprestigia» a las fuerzas de seguridad y no descalifica «la actitud asumida por Sendero Luminoso en contra del Estado peruano».
Su posición generó el rechazo de diversos sectores y llevó a sendos pronunciamientos del Ejecutivo, desde la presidencia del Consejo de Ministros hasta el Ministerio de Cultura, que defendieron el carácter de ficción de la obra.
En la red social de Facebook se ha creado un grupo «En defensa de ‘La cautiva'», que plantea defender la obra «ante los absurdos ataques que la vinculan con apología al terrorismo.»
El Ministerio de Cultura fue el primero en salir al paso del planteamiento de Galindo, al emitir un comunicado en el que calificó a la obra «como una creación de carácter cultural (…) inspirada en un hecho que forma parte de nuestra historia reciente».
Esto fue refrendado por la primera ministra, Ana Jara, quien el miércoles consideró «un exceso» la posición de Galindo y aunque reafirmó que la lucha contra el terrorismo y sus remanentes «se da sin cuartel», aseguró que velará para «que en ese celo» no se incurra «en excesos».
El ministro de Defensa, Pedro Cateriano, usó su cuenta en la red social de Twitter para decir que coincide con el Ministerio de Cultura en que «La cautiva» es «solo una manifestación artística».
Ante la andanada de críticas, el ministro del Interior, Daniel Urresti, que en un primer momento había confirmado la investigación, negó luego que esta esté vigente, pero admitió que la Dircote hizo una «nota informativa… dentro de su labor preventiva y rutinaria».
Luis Alberto León admitió el martes que la idea para su obra «surgió de un episodio relatado dentro del documento de la Comisión de la Verdad con respecto a delitos sexuales».
«Según este documento, eso ocurrió, con fecha y lugar. A la vera de un río en Uchiza (en la selva peruana). Son cosas que suceden en la guerra, no es algo que un autor pueda inventarse. Lamentablemente, esas cosas ocurren», declaró al diario El Comercio.
La directora de la obra, Chela de Ferrari, enfatizó que trabajaron en la puesta en escena durante un año porque creen que «el primer y principal responsable (de la violencia) fue Sendero».
«Que la respuesta del Estado no haya sido la correcta en todos los casos eso también es evidente. La obra muestra ambas responsabilidades. Todos tenemos responsabilidad sobre el cuerpo de ‘La cautiva’. Y no podíamos dejar de decirlo, con mucha seriedad», enfatizó.
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