Teherán, 26 mar (EFE).- La capital iraní se encuentra este martes en estado de alerta ante posibles inundaciones debido a las fuertes lluvias, que ya han asolado otras provincias del país causando decenas de muertos e importantes daños materiales.
El vicegobernador de Teherán, Gholam Hosein Aram, explicó hoy que todos los organismos competentes de la provincia están en «completa alerta» y preparados ante un aumento de las precipitaciones.
«Se han identificado todas las rutas donde existe la posibilidad de inundación y se han implementado las medidas necesarias para proporcionar ayuda en esas áreas», dijo el responsable, citado por la agencia semioficial Isna.
Entre las medidas acometidas por ahora figuran el dragado del río Kan, donde están presentes fuerzas de recate, y el cierre de la carretera que atraviesa esa zona del noroeste de la urbe.
Según la Policía de Tráfico de Teherán, la autopista Imán Ali permanecerá clausurada en ambas direcciones (norte y sur) hasta el fin de las lluvias, así como las carreteras que comunican con Lavasan y Fasham, al norte de la ciudad.
Las autoridades también han cerrado las zonas septentrionales de Darband y Darakeh, muy sensibles ya que hay numerosos restaurantes junto al río en el arranque de las montañas.
El agua se está acumulando en las carreteras y calles de la ciudad, cuyos canales han subido de nivel, mientras que hay una mayor presencia policial para intervenir en caso de incidentes, según pudo constatar Efe.
El primer vicepresidente de Irán, Eshaq Yahanguirí, ya advirtió anoche de que había que estar preparados ante posibles inundaciones en Teherán debido a los pronósticos de un aumento de las precipitaciones.
Las autoridades celebraron hoy en Teherán una reunión de gestión de crisis encabezada por el presidente, Hasan Rohaní, para evaluar la situación en las zonas afectadas por las inundaciones.
Las lluvias ya han afectado a 28 de las 31 provincias del país y han causado más de una veintena de muertos, la evacuación de cientos de familias y daños materiales valorados en varios millones de dólares.
Solo ayer en la ciudad meridional de Shiraz 18 personas fallecieron y decenas resultaron heridas por una riada que arrastró unos dos centenares de coches.
De hecho, lo que se teme en Teherán es que ocurra algo similar a lo sucedido en Shiraz: una repentina riada que arrase todo lo que se encuentre a su paso.
Por su parte, la Organización de Transporte y Mantenimiento de Carreteras de Irán informó de que varias de las carreteras principales del país están bloqueadas debido a las fuertes lluvias, la nieve y el posible riesgo de avalanchas, deslizamientos de tierra y desbordamiento de ríos.
Se ha pedido por ello a los ciudadanos que eviten viajes innecesarios, pese a que muchos iraníes se encuentran fuera de sus lugares de origen debido a que las inundaciones han coincidido con las vacaciones del Año Nuevo persa.
Además, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, ha ordenado a las Fuerzas Armadas que participen en las operaciones de rescate, y a todos los órganos competentes a movilizar todos los medios a su alcance.
Las primeras provincias afectadas por las inundaciones, hace ya casi una semana, fueron las norteñas de Mazandaran y Golestan, donde todavía hay poblaciones anegadas por el agua.
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