Róterdam, 2 feb (EFE).- El festival de cine de Róterdam (Holanda), ha proyectado la ópera prima del director peruano Miguel Ángel Moulet «Todos somos marineros», un largometraje sobre el desarraigo que trata «la espera de unos rusos varados en el puerto de Chimbote», dijo hoy el realizador en una entrevista con Efe.
La idea «no es tan particular, porque cuando uno mira a esas zonas portuarias ve barcos que llevan varados 30 o 40 años», indicó el ganador de un premio en el Festival de Cannes 2012 por su cortometraje «Los anfitriones».
Las compañías o los Estados propietarios de las embarcaciones, cuando quiebran, «no reclaman a los tripulantes», explicó, por lo que algunos se quedan a vivir en el barco y se adaptan a la última ciudad en la que atracaron.
«‘Todos somos marineros’ es una película de espera, y no es fácil narrar la espera de unos hombres varados», dijo el director.
La narrativa del filme se acopla al estilo de vida de los personajes, con diálogos largos y escenas pausadas.
«¿Qué hacen? Podría ponerlos con un arco a tirar flechas, a montar bicicleta dentro del barco. Sería muy particular, porque es un universo que tú desconoces y yo te puedo vender eso. Pero no. Están ahí, duermen y miran el mar», añadió.
Para el realizador peruano, «el cine de Hollywood construye una dramaturgia muchas veces a partir de la edición, del montaje trepidante», pero en su película «la idea era otra».
El recurso del plano secuencia, utilizado a menudo en «Todos somos marineros», «obedece a eso porque muestra una secuencia dramática en tiempo real, sin cortarla, para que el espectador conecte desde otro ángulo».
El filme, a pesar de la particularidad de sus personajes, también retrata la vida cotidiana de la población de Chimbote, con escenas que se desarrollan en el mercado, en las calles de la ciudad o en la consulta del médico.
Moulet se lanzó al «universo de los rusos en Lima», la capital de Perú, para buscar a actores no profesionales que le dieran vida a sus personajes.
A Igor Kondyakov, que representa el papel de capitán del barco, lo encontró «en una fiesta del panqueque», la cual marca el final del invierno en Rusia y se celebra con la elaboración de crepes.
«Su papá fue el capitán de un barco que había estado en Vladivostok (puerto en la costa rusa del Pacífico), y yo había estado allá para un festival. Al principio me dijo que jamás participaría en una película, pero luego me empezó a hacer preguntas», explicó Moulet.
El propio Kondyakov, que estuvo durante la proyección de la película en Róterdam, explicó que los rusos «sienten siempre nostalgia, porque es el país más grande del mundo y, cuando se van, su tierra funciona como un imán».
El filme luce el sello de la escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba, pues Moulet escribió la primera versión del guión en 2008, cuando aún estaba estudiando, y conoció allí a una buena parte del equipo técnico con el que rodó la película.
«Estando en la escuela ves cine de todo el mundo, se te hace habitual ver otras realidades e historias mínimas, pequeñas. En ellas acontece algo que no es grandilocuente, pero importante para la vida de los personajes», indicó.
«Todos somos marineros» viajará próximamente a otros festivales europeos, como el de Toulouse (Francia), y se proyectará posteriormente en salas comerciales.
David Morales Urbaneja
El director peruano Miguel Ángel Moulet, durante una entrevista con Efe en el festival de cine de Róterdam (Holanda), donde ha proyectado su ópera prima "Todos somos marineros", un largometraje sobre el desarraigo que trata "la espera de unos rusos varados en el puerto de Chimbote". EFE
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